Aunque para la mayoría de nosotros nos resulta algo complicado de escribir y pronunciar, la marca Schwarzopf es un referente mundial en cuanto a cosmética capilar y de hecho los productos están presentes en las peluquerías de 125 países, una cifra que dice todo.
La historia de Schwarzopf es sorprendente y demuestra que el tesón, la seriedad y las ganas de trabajar convierten cualquier idea en una realidad capaz de evolucionar durante décadas si la calidad de los productos es realmente buena.
Los orígenes de esta conocida marca se remontan al año 1898 cuando un joven de 24 años llamado Hans Schwarzkopf abrió una pequeña droguería en Berlín a la que puso el nombre de «The dye drug and perfumery store» que pronto se convirtió en una reputada tienda muy afamada por sus clientas.
Cuatro años más tarde C inventó el primer champú en polvo soluble en agua que se convirtió en un éxito inmediato puesto que por entonces solo se conocían jabones y aceites que resultaban muy costosos.
El primer champú de Hans Schwarzkopf tuvo tanto éxito, que unos meses después comenzó a vender en Rusia y Holanda, alcanzado igualmente un exitoso resultado que daría comienzo a la internacionalización de la compañía.
El significado de la palabra Schwarzkopf
Hans pasó de vender el producto en su pequeño establecimiento a tenerlo en todas las droguerías de Berlín, y ya se conocía como el champú de la cabeza negra, puesto que en alemán «Schwarz» se usa para referirse al color negro y «Kopf» significa cabeza,
Al joven inventor no le bastó con inventar el champú en polvo sino que también se le ocurrió el logotipo de la marca, una cabeza negra que el mismo dibujó y que se hizo famosa porque la gente identificaba el conocido champú precisamente por el dibujo.
La revolución de la cosmética capilar